Un niño es lo que se dice de él...
Alba Fresler, Psicoanalista argentina, sugiere una pregunta en su libro "El niño en análisis y las intervenciones del analista" ¿Qué es un niño en mi fantásma?
Es decir, que es un niño en mi fantasía, que hace que me relacione en la realidad de manera determinada, con el niño en éste caso.
Hay quien dice: "Los niños son maestros de vida". Otros afirman: "hay que enseñarle a los niños ésto..." y entonces creen que el niño es una vasija vacía, una vasija es un objeto, no una persona, otros dicen: "los niños no saben, no se dan cuenta, son niños y están pequeños". Y otros más: "Es que no entiende, ya le expliqué como es y nada", algunos más: "un niño es un ser puro e inocente", entre muchas más afirmaciones y elecciones que se tienen respecto a la infancia.
Éstas afirmaciones son desde cada uno como padre, madre, maestro, pedagogo, psicólogo, psicoanalista, etc. Van determinando una relación con la infancia, es lo que permite ver cómo es que miramos al niño, cómo le escuchamos, desde donde le enseñamos, convivimos y acercamos, además que permite ver donde está ubicado el niño, en qué lugar está colocado subjetivamente, dentro de su familia y además en un contexto social.
El hecho de que en la realidad elijas ver a un niño como "berrinchudo" no significa que lo sea, es decir, si le damos la vuelta a ésta afirmación, no hay un niño berrinchudo, sino quizá un adulto que le cuesta ser sensible para conectar empáticamente, pero es mas fácil decir que el niño es berrinchudo...
Para quienes eligen trabajar con la infancia, ya sean maestros, psicólogos, puericulturistas, pedagogos, los mismos padres y madres, quienes de alguna manera conviven con las infancias constantemente, es vital trabajar en si mismos, hacerse cargo de sus propias angustias y sus propios padecimientos y mal-estar, estár alerta en si mismo de como se interviene, las maneras que se usan, lo que se elige ver de toda ésa realidad con el niño, las palabras que se usan, las reacciones que se tienen, ser capaz de cuestionarse: ¿Desde donde proviene esta re-acción? Quizá desde mi prepotencia de adulto, desde mi arrogancia, o incluso en todo caso desde mi sensibilidad, desde mi temor a quedar ridiculizado por "X" cosa que hizo éste niño. El trabajo propio puede ser difícil, pero sin duda llevará a otros puertos, a encontrar otras maneras de relacionarnos, a construir infancias distintas.
Ya lo decía Maud Mannoni, Psicoanalista: Médicos, pedagogos, o simplemente padres nos creemos convencidos de que los niños son seres humanos; sin embargo no cesamos de tratarlos como cosas, con el pretexto de que su humanidad es algo del mañana. No cesamos a meterlos a juicios de la realidad que, de diversas formas, constituyen otro veredicto aplastante. Diagnósticos, medidas del consciente intelectual, elección de métodos de reeducación, nuestros esfuerzos por comprender y ayudar al niño débil mental comportan a menudo el riesgo de fijarlo a su enfermedad.
De todo eso que le dices que es, con lo que tratas de definirlo ¿Qué realmente sí es y que es tuyo, proyectado en él? Eso de lo que no sabes hacerte cargo y lo depositas en él.
Al niño se le romantiza colocándolo en lo más bello y maravilloso pero romantizar también es una manera de negar, de anular. O se le coloca al otro lado, se le denigra, proyectándole nuestros horrores, miedos, inseguridades...
El niño es...
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