La segregación de las emociones en "negativas" y "positivas", de alguna manera predispone un rechazo hacia la emoción y la vulnerabilidad, actualmente la educación emocional radica en en un ideal de felicidad y en ésos ideales se niega la realidad. La emoción se vale del cuerpo, expresándose a través de él, es decir, va de lo interno a lo externo, en lo cual también hay una descarga de energía pulsional importante. Cuando la emoción no encuentra éste camino hacia el exterior y se reprime es autodestructiva.
Mucho suele hablarse de la educación emocional en la infancia, de como manejarla, como evitar las emociones negativas y desagradables, a las cuales cuesta sostener, en la forma más básica, la naturaleza humana es sencilla: se busca lo agradable y se evita lo desagradable.
Antes de querer educar la emoción, es importante el reconocimiento de la misma como parte de la propia condición humana, la validación y el conocimiento de ésta para la propia sobrevivencia, la cual necesita una lectura y mirada diferente a la que constantemente se le da cuando se desea aliviar la angustia de los niños.
Cundo se trata de hablar de emociones en la infancia, es importante el reconocimiento y la validación de la misma, el niño tiene un desconocimiento de lo que le está sucediendo, por lo cual es importante acompañarlo y hacer una lectura de los hechos, proporcionar lenguaje, recursos lúdicos y emocionales, para tratar de apalabrar lo que esta pasando, sin ridiculizarlo, exhibirlo, amenazarlo o avergonzarlo por lo que está sintiendo.
Cabe resaltar que cuando se nace lo más latente es el instinto y la pulsión, los cuales permiten la sobrevivencia de ese bebé, que por medio del llanto hay una interpretación para poder atender las necesidades básicas, por lo tanto ese bebé a lo que atiende es a su instinto. La emoción es lo que prosigue al instinto, lo que va siendo maleable, que además se va conociendo y conduciendo a medida de que se le permite expresarse y que poco a poco va nombrándose a través de la palabra, sosteniéndose e interpretándose, teniendo forma... La emoción es el instinto siendo humanizado, que permite la convivencia en sociedad y además el establecimiento de vínculos afectivos con los otros.
La emoción no radica en lo bueno o lo malo, ésos son calificativos sociales cortos que no permiten llevar a cabo otro tipo de lectura a la misma. De manera habitual, se tiene cierta aversión cuando los niños manifiestan su emoción de la cual aún no tienen autodominio, lo cual no es un trabajo fácil, sin embargo, la dificultad radica en nuestra posición de adultos sobre adaptados que reprimen sus propias emociones, y es entonces cuando el niño expresa lo que le sucede sin tapujos, lo que se hace es reprimirle evitando la expresión de la misma, entonces lo que no se sabe es dar sostén.
El autodominio se trabaja con el niño empezando a sostener su emoción, acompañándolo con tranquilidad y mostrándole el propio autodominio en uno mismo, él aún no puede hacerse cargo solo, lo hará a medida de que se le muestre confianza en sus intentos de hacerlo y a medida de que se le ofrezca lo que necesita en ésos momentos, pueden usarse diferentes recursos para ir humanizando y reconociendo lo que esta sucediendo en si mismo, que le ayuden a ir apalabrando lo que está sintiendo, además de ofrecer una escucha y un espacio, reiterarle nuestro afecto en ésos momentos difíciles, la emoción tiene un ritmo y una duración, que posibilitan saber en que momento y de qué manera intervenir.
Lo que angustia es no saber ni entender lo que sucede, es por éso que es importante darle forma y nombre a lo que esta pasando. La emoción es parte vital de la condición humana, lo traumático no es que se exprese sino que se reprima, por éso se necesita arduo trabajo para evitar calificar a un niño de "berrinchudo" y "voluntarioso". Reconocer la emoción como parte de la condición humana, trabajarla, acogerla, es también reconocer la propia vulnerabilidad, es aceptando ésa condición como se encontrarán las posibilidades y se fabricarán los recursos para el propio autodominio, el cual significa seguir sintiendo la emoción, pero no dejarse llevar por ella, sino lograr expresarla, identificarla, nombrarla y hacerse cargo por si mismo. Dominar los instintos no es fácil, sin embargo, cada vez que se intente es importante reconocerlo, incluso hablar de lo difícil que es, de como se siente, en qué parte de la corporalidad se ubica lo que se siente. Se actúa lo que aún no logra ser nombrado, es decir un niño que aún no logra decir "me estoy sintiendo ...", lo que hará es usar su cuerpo para expresarlo.
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